Este es uno de los carteles más populares de la américa del siglo XIX, y este personaje, conocido por los estadounidenses por el apodo cariñoso de “Uncle Sam” alcanzó una gran popularidad y reproducción masiva durante la Primera Guerra Mundial.

Y es que aunque ha habido muchos más carteles de todas las nacionalidades destinados al reclutamiento de hombres para luchar, ninguno logró ser tan comunicativo como el que James Flagg logró diseñar.

Claro, conciso, pero sobre todo intimidador. Los penetrantes ojos del personaje, te contemplan furibundos, amenazadores, no te dan alternativa, ni posibilidad de duda. El país te quiere a ti para el ejército, y ese “a ti” no se refiere a alguien genérico, sino que logra aferrarse al espíritu individualizado de todos cuantos contemplan el cartel publicitario.

Su primera impresión, se llevó a cabo en 1917, y fue reproducido masivamente por todos los rincones del país.

 

 

Se cree que la figura retratada, el anciano uniformado con la bandera americana era un autorretrato del propio autor los rasgos deformados. Aunque hay algunas otras teorías que señalan que un vanidoso militar retirado posó para que Flagg lo retratase, y este lo hizo de forma monstruosa caricaturizándolo.

El caso, es que su popularidad asciende tanto en tan poco tiempo, que por otro lado era lo que se pretendía, para reclutar hombres cuanto antes, que, mucho más curiosa es la historia de su bautizo como “Tío Sam”. Y es que este denominativo, le fue dado por las propios soldados americanos, que, de un modo burlesco, se las ingeniaron para crear un nombre  cuyas siglas denominasen también su nacionalidad: U. S. (Uncle Sam), y sin embargo, no contentos con ello, fueron más allá, y se basaron también en la figura de un popular proveedor de carne del ejército, Samuel Wilson deTroy, a quien comenzaron a apodarle también como Uncle Sam debido a que sus barriles de carne eran estaban siempre sellados con las iniciales U.S.

Sin embargo, lejos de quedar en un juego de palabras, o un simple apodo popular, es el propio senado quien en 1961, no sólo reconoce el cartel como símbolo nacional, sino también su personificación como Tío Sam, basada en este proveedor escocés.

Una muestra más de cómo la perseverancia popular suele conseguir a la larga sus objetivos, y es que la unión, más tarde o más temprano, hace la fuerza. 

Y al igual que perdurarán frases tan célebres como las pronunciadas por Kennedy haciéndonos plantear qué podemos hacer nosotros por nuestro país, y no este por nosotros, la frase y la pancarta del Tío Sam también quedará imborrable en la historia. 

Muchos  carteles han parodiado al popular Uncle Sam con todo tipo de versiones a lo largo de los años.

 

I WANT YOU to decide your favorite one

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