Mítica y entrañable, la figura de este toro se ha convertido en todo un símbolo nacional, siendo la representación gráfica de España más conocida en el extranjero.

Es curioso ver cómo ha ido popularizándose este gran toro de unos 14 metros de altura, presente en múltiples llanuras cercanas a las principales carreteras y autovías de nuestro país. Y es que ha empatizado tanto con la gente que, a tan sólo unos años de su creación, ya casi nadie se acuerda ni es consciente de que más allá del símbolo taurino lo que hay es una marca, y que el coloso animal no hace más que representarla.

El Grupo Osborne fue, nada más y nada menos, quien creó esta figura para promocionar así su brandy de Jerez en 1956. El diseño original pertenece a Manuel Prieto, quien quiso tomar como modelo a un toro para equiparar su bravura, coraje y linaje con el del brandy que se pretendía anunciar.

Sin embargo, tiene tanto éxito la idea de instalar el anuncio publicitario cerca de carreteras, acercándolo de algún modo al hábitat natural del animal representado, que se expande también a México. En este caso, el animal lleva un nombre para identificarlo con la marca, ya que no es tan conocido como en España.

Remontándonos algunos años en el tiempo, los primeros toros eran de madera, medían cuatro metros y llevaban la marca ‘Veterano’ pintada en blanco. En 1961, sus constructores optaron por la chapa metálica para evitar el deterioro y aumentaron su longitud hasta los siete metros. Es entonces cuando llegaron las amenazas en forma de normativa, venciéndose años más tarde en el Tribunal Supremo.

La primera ley se aprobó en 1962 y en ella se establecía que cada anuncio debía estar a 125 metros de distancia de las vías. Más tarde, la ley de 1988 prohibió cualquier tipo de anuncio en las autopistas públicas españolas.  Fue entonces cuando desaparecieron las marcas de las empresas de las vallas, aunque el toro de Osborne se resistió y se vio envuelto en muchas polémicas.

Entre 1990 y 1994, se recogieron miles de firmas para convertir al toro en símbolo cultural y artístico de los españoles y sacarlo de la persecución que estaba sufriendo.  Y así se consiguió en 1994. El Congreso aprobó una propuesta que lo declaraba como herencia cultural y artística del paisaje español.

Finalmente, en 1997 la figura publicitaria consigue vencer en el Tribunal Supremo a la Ley General de Carreteras del Estado, en la cual se establecía su eliminación de las autovías.

Así que actualmente, y gracias a su gran popularidad, este animal ibérico nos observa desde 90 puntos distintos de nuestra geografía, deseándonos buen viaje desde la lejanía, con su oscura silueta recortada al sol.

 

Sin duda alguna, los amantes de los toros no pueden dejar escapar este inconfundible cartel publicitario  que simboliza, a la vez, tradición y modernidad, representado en la figura del elegante animal.