Pocos detergentes pueden presumir de cumplir más de cien años. Y menos aún de cumplirlos con éxito y demostrarlo a lo largo de todas estas generaciones en las que ha ido creciendo su gran eficacia.
Este es el caso de Persil, marca de detergentes alemana, que un siglo después de su nacimiento continúa siendo líder en el mercado de su país natal, además de mantenerse en muy buenas posiciones de ventas en los principales países europeos.
Además, curiosamente y a pesar del tiempo, la empresa que lleva a cabo su producción a día de hoy es Henkel, la misma que fuera su creadora allá en 1907 y la que ha sabido adaptar a Persil a cada una de las épocas por las que ha ido pasando y, cómo no, a los modernos tiempos que corren. Henkel ha sabido orientarla para poder responder a las nuevas demandas y necesidades de la población del nuevo siglo.
Así que Henkel ha modificado algunos aspectos del mítico detergente, como por ejemplo el diseño exterior de su envase, pero rescatando y manteniendo sus clásicos colores: el verde, el rojo y el blanco.
Sin embargo, si nos interesamos por la historia de este producto, descubriremos múltiples curiosidades que probablemente nunca antes nos habíamos planteado, como que su composición original principal a base de perborato y silicato es la que le da el conocido nombre de Persil.
Estaríamos encantados de que Persil siguiera contándonos la historia más cotidiana de tantas y tantas generaciones y también la vida de las manchas de nuestras prendas, tal y como ha estado haciendo hasta ahora. Una reciente campaña publicitaria en la que se mostraban prendas manchadas con una clara huella gráfica y original de Persil quiso resaltar este aspecto.
En lo que se refiere al mundo publicitario y cartelístico, Persil también puede mostrarnos la evolución de nuestro propio pensamiento o la “apertura” de la sociedad alemana tras la dictadura y la depresión económica.
Algunos de sus carteles, nos muestran una Alemania del Este, nevada, industrial y con una austeridad propia de la zona y el momento. Mientras que otros, prefieren envolvernos con imágenes más maternales y hogareñas retratando a mujeres de la época cumpliendo las funciones domésticas, o simplemente su papel maternal.
Aunque, a día de hoy nos sorprende con campañas publicitarias muy comprometidas con el planeta y el medio ambiente, con originales propuestas como el cartel protagonizado por un pelícano que realmente es una prenda de ropa centrifugándose, u originales “post-it” que nos sugieren que les devolvamos a nuestras prendas todo su brillo y color.