¿Quién se puede resistir a la tentación de una “pinta” Guinness?

Esta cerveza irlandesa enamora allá por donde vaya con su inconfundible y ya mítico sabor.

La historia de esta cerveza comienza en Leixlip, en concreto en una empresa llamada St. James's Gate Brewery, cerca de la capital irlandesa. Su fundador fue Arthur Guinness, quien invierte en una vieja fábrica de cerveza a la entrada de Dublín que, curiosamente durante la Edad Media fue el punto de partida del Camino de Santiago de los peregrinos irlandeses.

 

Sin embargo, probablemente jamás se imaginó ni por asomo que la cerveza que comenzaría a producir se convertiría prácticamente en un símbolo nacional, o que por ejemplo, la actual cervecería St. James’s Gate en Dublín ha llegado a ser la fábrica de cerveza más grande del mundo y a día de hoy produce aproximadamente dos millones de litros de GUINNESS al día, y lo más sorprendente, ¡no sobra ni uno! 

Podríamos comentar tantos datos interesantes a lo largo de la vida de la cerveza más conocida del mundo, como que a pesar de su intenso sabor y textura consistente, tiene menos calorías que la mayoría de las demás cervezas, o que fue la primera marca de cerveza que cotizó en bolsa, adelantándose  de forma precoz en el año 1886. Pero, ¿qué decir de una cerveza que hasta tiene su propio Museo en su país de origen? Simplemente, invitaros a que lo visitéis o al menos, echéis una ojeada a su web

La publicidad también le ha rendido homenaje a esta legendaria marca, y son míticos los carteles de Guinness con un Tucán bebiendo o transportando pintas. Se puede ir viendo incluso, a través de los numerosos carteles publicitarios de esta marca la evolución de la sociedad y el gusto de la gente, plasmados de una forma gráfica.


Y es que a pesar de la competencia, o de lo que comenten los londinenses, que afirmaban que la mejor cerveza se servía en la cervecería Guinness brewery, (actualmente, desde el 2005, cerrada) Nosotros lo tenemos claro, después de más casi 250 años, St. James’ Gate ya ha superado la prueba del tiempo, que es a fin de cuentas, la que importa. Pero, si de una cosa estamos convencidos es de que, la cerveza Guinness no tiene que demostrarnos su valía, aunque lo hace cada día con su sabor, ya que sólo lo bueno perdura tanto en el tiempo.

Y, además en el caso de Guinness, lo que le queda aún, ya que, Mr. Guinness, firmó un contrato con la cervecería de 9.000 años cuando comenzó a comercializar allí su cerveza el siglo pasado. Como puedes observar, la historia de Guinness solamente acaba de comenzar.